He de confesar que me da risa cuando veo pasar los carros con cuernitos de reno y nariz roja. Cada año tiene su gracia navideña, pero nunca de tales magnitudes. "Deberías ponerle cuernos a la camioneta, digo, por los niños" le dije a mi hermana y me respondió un: "¡Estás loca! ¡Qué ridícula!" Ok, la niña que vive en mi se había emocionado con la idea de cabalgar un reno de motor. Diciempre me pone así, sorry.