Cerraron uno de mis lugares favoritos. Llegamos y a manera de bienvenida nos topamos con la cortina de metal y una lona amarilla con horrendas letras rojas Arial 200 avisándonos que se traspasaba el local pero muy amablemente nos invitaban a seguirlos en la sucursal de Valle. Se los agradezco pero no, nuestra euforia no era tanta como para cruzar toda la ciudad. Ahora pude experimentar en carne propia lo que sintieron todas esas clientas quejosas del centro de depilación Neoskin al toparse con que su lugar favorito estaba cerrado. Experimenté esa rabia e impotencia.
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Creo que a los demás les valió porque mientras nos regresábamos al estacionamiento alcancé a escuchar un mísero: “Como quiera me gusta más Chillis” de parte de G. Pero yo iba callada, como en luto, jojo, porque aunque para ellos es una sucursal menos para mi era un lugar de recuerdos, muchos recuerdos, risas, bromas, platicas. Y sentimental como soy todavía no me acostumbro a los cierres afectivos (y de todo tipo).
Ellas qué, ellas pueden comprar cera y depilarse en su casa, o asistir a una más de las clínicas spa que hay por todos lados, pero a mi quién me dará mis galletas de Trébol, las deliciosísimas e insignificantes galletas de Trébol con limonada mineral ¿Quién? ¿La sucursal lejana? Fok. Al menos no me defraudaron con diez mil pesos. Ayer estuvo nublado y húmedo, día perfecto para suspirar y fue precisamente ayer cuando me percaté de que me gusta James Blunt. O sea me descubrí con un pensamiento así como: “Ay, no te hagas pendeja, eres fan” Y es que llevo tres años disfrazando ese gusto, restándole importancia: “Nada más me gusta una” me llegué a decir a mi misma, pero de una en una, ya van 8 canciones de él que me llegan bastante y dicen exactamente lo que estoy sintiendo en el momento justo. Shit.
Aparte me gusta cómo interpreta porque cuando canta tiene cara de asustado, de mortificado, estresado, como si el amor le estresara bastante. Como si le diera miedo todo eso que está sintiendo, una mirada un poco como de loco. Y yo suelo sentir eso con el amor. Pero hay algo en ciertas letras que me late, otras canciones que me dan una flojera tremenda aunque esas por fortuna son pocas. Me hubiera gustado salir en el video de I really want you, esa canción y el video me gustan mucho. Ya, lo dije, lo repito, yo hubiera querido salir en el video. Sin embargo me gustaban más las galletas de Trébol. I really want you!
Ellas qué, ellas pueden comprar cera y depilarse en su casa, o asistir a una más de las clínicas spa que hay por todos lados, pero a mi quién me dará mis galletas de Trébol, las deliciosísimas e insignificantes galletas de Trébol con limonada mineral ¿Quién? ¿La sucursal lejana? Fok. Al menos no me defraudaron con diez mil pesos. Ayer estuvo nublado y húmedo, día perfecto para suspirar y fue precisamente ayer cuando me percaté de que me gusta James Blunt. O sea me descubrí con un pensamiento así como: “Ay, no te hagas pendeja, eres fan” Y es que llevo tres años disfrazando ese gusto, restándole importancia: “Nada más me gusta una” me llegué a decir a mi misma, pero de una en una, ya van 8 canciones de él que me llegan bastante y dicen exactamente lo que estoy sintiendo en el momento justo. Shit.
Aparte me gusta cómo interpreta porque cuando canta tiene cara de asustado, de mortificado, estresado, como si el amor le estresara bastante. Como si le diera miedo todo eso que está sintiendo, una mirada un poco como de loco. Y yo suelo sentir eso con el amor. Pero hay algo en ciertas letras que me late, otras canciones que me dan una flojera tremenda aunque esas por fortuna son pocas. Me hubiera gustado salir en el video de I really want you, esa canción y el video me gustan mucho. Ya, lo dije, lo repito, yo hubiera querido salir en el video. Sin embargo me gustaban más las galletas de Trébol. I really want you!