
Planeamos ir al concierto de Alanis Morissette trece años después de que moriamos por verla. Ya no tenemos las uñas pintadas de negro, menos los jeans rotos, las pulseritas en las muñecas, ni el cabello largo y peinado con apartado en medio. Ahora saldré del trabajo con prisa para cambiarme y correr a su encuentro, una de las musas de mi juventud. Ya no usamos walkmans, ni libretas, ni mochila -toda sucia por las arrastradas en la banqueta- pero aún así las chavitas ilusionadas que eramos (y que en el fondo somos) nos hemos emocionado con la nostalgia y ahí estaremos. Habrá puros recuerdos y colegas, lo sé.
Tres canciones que de seguro cantará, yo suspiraré mientras me acuerdo de aquella tarea de Matemáticas IV, y aquella noche de verano sin concentrarme entre azul y buenas noches. Y yo encabezaré la porra: "¡Alanis, Alanis, Alanis!" flexionando la mano con el puño en el aire. Será emocionante y lindo.
Estoy emocionada :D